miércoles, 29 de junio de 2011

LUNES 6: PHOENIX


LUNES 6: PHOENIX

Siguiente avión: Atlanta -> Phoenix.



Y vuelve a atrasar 3 horas el reloj, más las que ya habíamos atrasado antes, hacen un total de… Un día con un número de horas indeterminado e infinito.

Con este descontrol de cuerpo, y para evitar un jet-lag de la hostia, (con lo importante que es sueño para mi, ese tema me perturbaba) había que evitar dormir.

Y por eso, además de para ir abriendo boca (no de bostezo) Pon me dio una de las dos guías de viaje que llevábamos, para que me entretuviera.

Menudo descubrimiento, a qué personaje le mandaron escribir la guía!! Yo creo que estaba tan seguro de que ninguno de sus jefes iba a leerse la guía, ni que nadie iba a revisar su trabajo, que se permitió el lujo de escribir lo que le dio la gana, lo que sinceramente el muchacho pensaba de América y los americanos, al igual que Juan y Pon en aquel trabajo de Software donde sabían perfectamente que el profesor no iba a leer el trabajo y los tuvieron tan tan grandes que pusieron como variable “Batmovil”  en lugar de una X o una Y.

Hé aquí algunos ejemplos copiados literalmente:


“La aduana: Nuestro consejo es que respondáis “no” a la pregunta de enfermedades infecciosas y paséis tan campantes. Si lleváis vuestras medicinas en botes sin etiquetas o con una marca de vitaminas en la maleta o en el bolso de mano hay poquísimas posibilidades de que os detecten.”  Se refiere a personas que tengan SIDA.


“La salud: El agua de cualquier población es potable, las habitaciones y sábanas del hotel más baratos están limpias y respecto a la comida, el único riesgo es que os pongáis como elefantes si ingerís las mismas cantidades de comida basura, helados y dulces que la mayoría de norteamericanos”.

“Sociedad: Otro aspecto que os llamará la atención en cuanto salgáis del avión es la cantidad de obesos que pululan por todas partes. Sin cortarse un pelo ante las consecuencias de salud o estéticas,  cientos de gordos y gordas de todas las edades caminan por todos lados comiendo y bebiendo sin parar porquerías: donuts, enormes bolsas de patatas fritas con diferentes salsas, galletas, chocolates, tanques de coca-cola, etcétera”.


“Gastronomía: Si os dejáis llevar a la hora del yantar por lo que hace el norteamericano medio, desayunaréis todos los días dos huevos fritos con beicon o salchichas y patatas fritas (acompañados de ketchup) o enormes y gruesas tortitas con sirope. Luego comeréis una o dos hamburguesas con más patatas y ketchup, y a la hora de la cena unos trozos de pizza o unas costillas de cerdo en un establecimiento de comida rápida”.


“Televisión: Hay docenas de canales que emiten una de las peores programaciones del mundo occidental. Hay canales que programan 24 horas de béisbol y fútbol americano con cientos ¡cientos! De repeticiones de una misma jugada.
También podéis echar un vistazo a los canales de telepredicadores. Si os dan ganas de vomitar, el baño en los hoteles no suele estar muy lejos de la tele”.


Me parto de la risa!!!!, y había más, pero no las iba a copiar todas…

Y así se me pasó el rato hasta que POR FIN! Llegamos a Phoenix y no cogeríamos un avión por lo menos en un par de días.

Pon había quedado con  Steve McCluskey (el chico que se encargaba de nosotros durante el viaje), en que cuando llegásemos, teníamos que llamar al hotel para que nos recogieran.
Mientras Pon hablaba, salí a la calle, ansiosa de mi primera toma de contacto con USA:

¡Qué calor!, y ¡Qué carros!

Me fliparon todos y cada uno de los vehículos que vi. Es una de las cosas que más me han gustado, en especial los camiones.



Esos americanos por esas carreteras rectilíneas conduciendo  esas rancheras de camino a sus ranchos…

Y después de esperar 10 minutillos, nos recogieron y nos llevaron al hotel, que estaba en medio de la nada más absoluta, cerca del aeropuerto, pero lejos de todo.

Llegamos a la habitación que era muy grande y con vistas al desierto, unas vistas muy bonitas de unas montañas que parecían de otro planeta, (más o menos como las de arriba) y empezamos a hacer el registro: miramos todos los cajones, abrimos todas las puertas y todos los armarios, y en el último cajón del lavabo…




Yo todavía no lo entiendo mucho, pero bueno.

Y una vez más, luchando contra el yet-lag, decidimos que teníamos que hacer algo, para no quedarnos dormidos que eran las 6 de la tarde hora local, pero las 1000 para nuestro cuerpo, así que planeamos irnos a la piscina hasta que anocheciera y después que nos llevaran a la ciudad (como el hotel estaba a tomar viento de todo, el servicio de transporte a la ciudad era gratis) para cenar y así irnos a dormir a una hora local más o menos normal.

Transcurrieron las horas, y llego la noche, así que nos fuimos a la ciudad para pasear y cenar, no sin antes encontrarnos en el hotel a un cordobés cuya novia era de Linares.

Y qué calor! No corría ni un pelo de aire, era noche cerrada y no se a qué cafre se le ocurrió hacer una ciudad en mitad del desierto. Estuvimos por una zona universitaria, por lo que los locales para cenar y tomar unas copichuelas no escaseaban.

Nos decidimos a entrar a una pizzería, había que comer.

Claro, allí esta todo en pulgadas, libras de peso y grados Fahrenheit, y no nos enterábamos de los tamaños de las pizzas, así que Pon le preguntó a la camarera (muy apañá la muchacha), que nos dijo que una mediana para dos estaba bien.

Pues una pizza mediana barbacoa y dos fantas de naranja.

Ay Dios mío cuando nos trajeron las bebidas!!!!  Un vaso de medio litro hasta arriba y la pajita era enorme!!

Hinqué los codos en la mesa, me puse la mano en la cabeza, miré de reojo a Pon y dije:

“Como será la pizza?!”

Pon me dice que mi cara de pánico no la olvidará jamás, y más aún cuando a los dos minutos nos traen… lo que aquí se conoce como una familiar.

Bueno pues empezamos a comer,  que poquito a poco lo conseguiremos, además teníamos medio litro de fanta para achuchar. Y la verdad es que a mi la pizza en el primer bocado me dejó un regusto que no me hacia mucho tilín. Pues con el primer bocado aún sin tragar, nos dice la camarera que se ha equivocado, que esa pizza no era la nuestra, que era del señor que estaba sentado detrás de nosotros.

El colega se iba a comer él solo ese pizzón?! Me quedo muerta.

Pues como el hambre apretaba, decidimos seguir comiendo aunque no nos gustaba, hasta que viniese nuestra pizza barbacoa.

En resumen: nuestra primera cena USA  por persona consistió en: medio litro de fanta bebido en una pajita que podía ser como mi dedo pulgar de ancha, y una pizza familiar y vuelvo a recalcar que esto es por cabeza.

Como entenderéis, nos sobró media pizza de la mala y otra media barbacoa, así que salimos de allí con una pizza familiar dos sabores que  con todo el dolor de nuestro corazón tuvimos que tirar a la basura porque no podíamos hacer nada con ella.

Anda que si lo llego a saber... la voy a tirar.

Por esta mala acción (si es que la comida no se tira) el Karma nos castigó con el desayuno del día siguiente (y en realidad con todos los desayunos) bautizado “SI MI MADRE ME VIERA”

Pero el desayuno “SI MI MADRE ME VIERA” para la siguiente vez.

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