Vamos a hablar ahora, que afortunadamente hemos tenido un final feliz, contra todo pronóstico.
En primer lugar, (como si hubiera recibido un Goya) quiero agradecer a nuestros familiares, a los vecinos del barrio, conocidos y desconocidos el afecto, comprensión y ayuda que nos han prestado desinteresadamente.
En especial a la mujer que se encontró Pon en los Jardinillos, que le rezó todos los días a La Milagrosa por Yago y el viernes por la tarde llamó a Pon para preguntar si lo habíamos encontrado. Y también al hombre con boina que todos los días que veía a Pon mientras paseaba a su perro, le preguntaba si había algo nuevo; fue él, quien al final encontró a Yago.
A mi madre, que sin saber como era el perro, iba buscándolo por la calle; a mi Susanilla, que hizo carteles en los que rezaba: “Yago se ha perdido, si lo encontráis, llamad al tito”
A todos los que han guardado el secreto para que Ana no se enterase.
A los que habéis mostrado vuestra alegría en el facebook por el hallazgo.
Y por último y por ello no menos importante, (al contrario) a todos los amigos que se han ofrecido a buscarlo: Miguel, Eli, Maribel y Javi, entre otros. A todos los que estáis fuera y os habéis interesado: Maite, Juan, etc.
Y cómo no, a Huete, que ha salido a buscarlo casi más veces que nosotros, que se ha tirado las tardes enteras dando vueltas por barrios que no conocía mirando debajo de los coches, preguntando a policías con la foto de Yago en la mano.
De verdad, éstos agradecimientos los hacemos desde lo más profundo de nuestro corazón, ha significado mucho para nosotros.