viernes, 14 de enero de 2011

El efecto Nerja

Vamos de nuevo con una de esas grandes leyes que dominan la existencia de los Pinypones! Todos recordaréis aquella "Ley de las 3 balas" que tantas alegrías me ha dado, sobre todo cuando he conseguido dominarla y he aprendido en qué momento exacto usar cada una de ellas, no hay más que ver los últimos post del blog, relatados por Pin, sobre los lejanos parajes a los que he conseguido llevarla medio engañá por las virtudes de los destinos jajajajaja

El caso es que aquí os traigo otra de aquellas leyes, comprobada empíricamente con el método científico. La he llamado: "El efecto Nerja".



Definicion:

"El efecto Nerja dícese de aquella situación, en la que, por azares del destino, a pesar de que mil y una veces hemos intentado hacer algo, siempre se nos ha liao parda por razones que escapan a nuestro conocimiento."

Como os digo, no hablamos de una teoría, hablamos de una ley, pues a los casos me remito, empecemos por el que da nombre a ésta ley:

- Nerja es un maravilloso pueblo famoso por Chanquete y sus secuaces, quién diga que conoce Nerja por otra cosa que no sea Verano Azul, miente! Aunque claro, ni Verano Azul ni pollas, a partir de ahora todos os acordaréis de Nerja por esta ley. El caso es que érase que se era un verano en que nos juntamos 3 parejas de amigos para decidir un sitio donde pasar un fin de semana. Tras una pequeña deliberación decidimos que el destino sería Nerja (para ir a Nerja no hacen falta balas). Buscamos alojamiento, nos peleamos sobre cómo íbamos a dormir (mítica e inolvidable lucha por las camas, entre rencores, dimes y diretes) y ala, pal pueblo que nos íbamos. Pero al final Pin y Pon no pudieron ir, y desde entonces, to puto Dios ha ido a Nerja menos nosotros, hasta esa fecha a Nerja no iban ni las ratas, y se ve que fue no ir nosotros y se puso de moda. Hay quien hasta ha repetido y todo. Pues bueno, ahora que ya es la nueva Marbella ya no queremos ir, ya pondremos otro sitio de moda.

- Lo siguiente que convertimos en maldito, y que hasta se ganó un post en su momento, fue el "No-viaje-regalo sorpresa a Amsterdam". Conocemos media Europa, hemos estado en sitios tan a tomar por culo como la isla de Skye en Escocia, pero no hemos ido a la capital mundial del porro. Y no será por intentos:

  • Ibamos a ir con Manu e Irene = FALLIDO.
  • Se lo propusimos a Eli y Miguel y se ve que el pobretico mío no se había leído la "Ley de las 3 balas", porque gastó un cartucho de escopeta en cuestión de segundos.
  • Y para el cumple de Pin dije: a tomar por culo, nos vamos sólos. Ya lo conté en el post correspondiente, así que no me voy a repetir.
  • Pero por si fuera poco, mis padres y mi hermana iban a ir en el puente de diciembre y por culpa de los vagos de los controladores se quedaron en tierra.
Conclusión: destino maldito y cumple todos los requisitos para formar parte del efecto Nerja.

- El tercer caso es el de la cartera maldita. El año pasado me pedí una carterilla para Reyes, de éstas de guardar los poquicos billeticos que tengo. Se cuenta, se dice, se comenta, que debido a confusiones varias, al final nadie se hizo cargo de mi cartera. Así que me he tirado un año con la cartera que tengo medio rota, esperando a que sea otra vez Reyes para volver a pedírmela. Pensaba que éste año iba a ser el elegido, pero se ve que no, que voy a tener que volver a pedírmela el año que viene, así que si me veis por la calle quedaros detrás mía para ir cogiendo los billetes que se me vayan cayendo de la cartera rota. ¿Me traerán el año que viene una cartera? Si no me la traen, vosotros sois testigos de que aquí la pedí fervientemente. Conclusión: efecto Nerja.

- El cuarto caso es el puto bar alemán que hay en el Boulevard. Lo odio, lo maldigo, hemos intentado ir tropecientas veces y siempre está hasta la bola, dan ganas de prenderle fuego y que no vaya nadie más (aunque ahora con la Ley antitabaco va a estar más complicao lo de prenderle fuego). Lo que lo hace digno de cumplir esta ley no es que esté lleno siempre, es que hasta Perri ha conseguido cenar ahí menos nosotros. Injusticias de la vida. Conclusión: efecto Nerja.

Seguro que hay más casos que cumplen con la ley, porque la vida está llena de gatillazos, pero ahora mismo éstos son los que yo recuerdo. Sólo os pido una cosa, queridos lectores: NO VAYÁIS A NERJA!

jueves, 6 de enero de 2011

Feliz año!!

Feliz 2011 a todo el mundo!! Espero que pasaseis una entrada de año estupenda, la nuestra fue muy variada. 

¿Qué os han traido los Reyes Magos de Oriente? Yo este año he sido buenisima:
  • Un perfume de Calvin Klein
  • Unos pantalones negros
  • Una camisa blanca a juego con un chaleco
  • Un cinturón
  • 2 pares de botas
  • Una mochilita
  • Un conjunto de ropa interior
  • Una máscara de pestañas 
  • Una gabardina
Y la verdad, lo que más me ha gustado ha sido el micrófono de Hello Kitty que le han traido a mi Lidia, además de dos caravanas de Pinypon (:P) una para Lidi y otra para Susanilla. Dios el microfono es la bomba, menudos karaokes nos esperan....

Ya estoy más relajada, es que estos días me pongo muy nerviosa porque ODIO  los regalos (tanto hacerlos como que me los hagan) siiiiiii, soy una persona rarísima.



martes, 4 de enero de 2011

DÍA 8: ATENAS, Y FIN!

Pues nos levantamos y la previsión meteorológica decía que estaría nublado y ni frío ni calor.


Abandonamos el barco, y… A CANTAROS, llovía a cántaros y las maletas las recogieron el día anterior de madrugada. Llevábamos lo puesto. Justo antes de montarnos en el bus recogimos nuestras maletas, pero no nos dejaron abrirlas, pero yo, (es que con nada, me pongo enferma) en la cola para montarnos en el bus, tiré la maleta (que era prestada y la llené de barro) al suelo y saqué lo primero que puse: el chubasquero (si es que soy un pinypon tan listo…).

Pon, por supuesto, llevaba su mega camiseta de la selección, y nada más.

1º parada: noséqué de las olimpiadas. Solo se bajaron del bus los hombres valientes. Yo me quedé porque la que caía era gorda. Le dí mi chubasquero a Pon, que gracias a Dios tenemos los dos más o menos la misma talla y se puede poner mi ropa (no fue la primera vez).



2º parada: Acrópolis. Bajada obligatoria, más que nada porque era lo único que íbamos a ver. Al principio llovía poco, pero aquello fue cogiendo fuerza. Nos encontramos a unos niños por ahí vendiendo paraguas. A la familia que había delante de mí, le pidieron 5€ y a mi me lo ofrecieron por 8€, así que pasé de ellos; pero claro, pensaba que más adelante habría más. Pero eran los únicos. Y se marcharon, y no los volví a ver, y nos estábamos empapando bastante, tanto es así que una buena mujer que estaba en el mismo grupo, me llamó y me dijo:


- Chica, vente aquí conmigo que te estás empapando, mi marido tiene otro paraguas para él, así que quédate todo el rato conmigo.


Yo la verdad, es que de siempre he sido muy obediente, y le hice caso a la mujer.
Y vimos la Acrópolis diluviando, y entre que estaban allí de restauración, que había unas grúas enormes, que mis pies hacían surf dentro de los zapatos y que era el octavo día… YO ME QUERÍA IR YA A MI CASAAAAAAA!!!!! 

Me pasó lo mismo que cuando fui a Disneyland: era el último día de viaje, estuvo lloviendo toda la tarde y me senté en un banco dentro del castillo de la Bella Durmiente a esperar que llegase la hora de irnos mientras visualizaba mi camita.

Los pies chorreando, Dios mío, cuando llegamos al aeropuerto, abrí mi maleta para coger unos calcetines, pero no hubo manera de encontrarlos, así que nada (es que no soporto los pies mojados), a esperar la cola para facturar.

Durante el rato que estuvimos esperando para facturar, estaba mareadísima, más que en el barco, mi cuerpo solico se balanceaba de derecha a izquierda; pero me animó el hecho de que un poco más adelante que nosotros dos hombres se empezaron a pelear y por poco se matan allí unos con otros, eso sólo les pasa a los españoles, ya te lo digo yo.

Y llega nuestro turno, nos saluda la muchacha, nos pregunta que cuántas maletas vamos a facturar (ya voy entendiendo cosillas fáciles en inglés) y en ese momento nos dice que por favor, que nos esperemos, y coge una tarjeta de embarque que le da un compañero y llama a un tal “Pepito Perez”. Y venga teclear, y venga hablar con el compañero y la tía tenía una cara… Y “Pepito Perez” se estaba empezando a poner nervioso, y venga rato largo allí… 

Claro, ya Maite y Sergio que habían facturado hacía rato, nos preguntaban qué pasaba. Ni idea. 

Esa misma pregunta se hacía el caballero “Pepito Perez” y nosotros, hasta que el hombre no se aguantó más y preguntó:

- Guát japen???!!!!!

- Nothing. Contestó la empleada levantando un instante la vista del ordenador.

- Nacin?!!! Nacin??!! UNOS COJONES!!!!!

La chica no sabría castellano, pero lo de los cojones lo entendió porque acto seguido le dió la tarjeta de embarque y le dió las gracias. 

Qué gracia me hizo ese hombre…

En fin, que ya apenas nos quedó tiempo para comer, así que lo único que pudimos hacer fue comprar un par de paquetes de galletas y esa fue nuestra comida del día.

De repente nos vimos haciendo cola para entrar en los autobuses que te llevan hasta el avión, ya una semana después y con Estanco por allí, que apareció y no recuerdo por donde, porque la verdad, los últimos días del crucero lo perdimos un poco de vista.

Y nos metieron a todos en el dichoso autobús, y nos dejaron allí pues no sé cuánto rato, pero a mi me parecieron horas (creo que fueron unos 20 minutos) sin saber el por qué, sin moverse del sitio, hasta que claro, empezamos a gritar... luego dicen que si los españoles, pero anda, anda… 

Y total, el avión despegó, me quité los calcetines a ver si había suerte y se secaban (no hubo), le contamos a Pon toda la historia del pingüino, me mareé justo antes de aterrizar (se me puso un mal cuerpo…) y por fin pisamos suelo patrio!!!!

Llegamos a casa de Maite a recoger el colchón hinchable (quetehinches), el bolso que me lo había dejado allí y el batido de chocolate que compramos Pon y yo en el viaje de ida, que más vale que nos lo hubiéramos dejado allí (Pon sabe por qué).

Y cogimos el coche dirección a nuestras casitas, mientras la gente llamaba a Pon para felicitarle.

Llegamos sanos y salvos, cuando me baje del coche y subí las escaleras de mi casa, parecía que iba borrachísima, porque me costaba mantener el equilibrio, super mareada, de derecha a izquierda, de derecha a izquierda…

Pero aunque me viera ya allí, sentada con ella en el sofá bebiéndome un vaso de leche, a mi madre no se le iba el berrinche…

Y ésta es la historia de nuestro crucero por Tierra Santa.