Viajar
es un placer… depende de cómo te lo plantees. Vosotros ya sabéis el
planteamiento de Pon de los viajes, no hace falta que os lo explique. Peero lo
que sí es un placer, es despertarte en tu cama, dos horas antes de que salga el
avión, desayunar tranquilamente en tu casica, montarte en el metro y plantarte
en el aeropuerto en 40 minutos.
Pues
bien, con la tranquilidad de haber dormido, desayunado y habiendo hecho pipí y
popó en casa de uno, nos plantamos en la puerta de embarque destino Ginebra, y
media hora después, ya estábamos montados en el avión.
Asientos
numerados -> sentados en la cola del avión. Y mi cabeza empieza a pensar en
lo peor, como siempre, repasando todos los estudios que dicen que la cola del
avión es la zona más insegura…
Pero
bueno, pasado el susto del despegue (que no lo puedo remediar), para evitar que
mi cabeza piense, me pongo a jugar con la tablet, hasta que hay un mensaje del
capitán:
-
Les habla el
capitán. Por favor si hay abordo algún médico, enfermero o paramédico por favor,
háganlo saber a nuestra tripulación, tenemos a un pasajero enfermo. Gracias.
Ahora
decidme: ¿Cuántas películas de sobremesa de los sábados de Antena 3 empiezan
así???? ¿Y cómo terminan????
Pues
Pon se reía de mí… Y la chica que estaba sentada a mi lado, también se reía de
mí.
Pero
bueno, el vuelo pasó, aterrizamos, y lo primero suizo que ví fue la ambulancia
a pié de pista esperándonos.
Y
aquí acaba la historia del pasajero enfermo que nunca llegamos a saber qué le
pasaba, dando comienzo a nuestras andanzas suizas.
Y
de repente… En Suiza hace sol y calor!!!!! Oh! Yo que tenía la camiseta térmica
preparada…
Pues
nos dirigimos a Annecy, un pueblo francés, precioso, donde por ser el primer
día comimos como marqueses, en terraza de pleno casco antiguo y en €.
Después
de comer, Pon me llevó a Yvoire, un pueblo medieval donde sólo había heladerías,
y como hacía mucho calor, nos compramos la primera tarrina del verano.
Por
la tarde fuimos rodeando un lago enorme, allí los lagos son casi mares, hasta
que llegamos al precioso castillo de Chillón, no sin antes perdernos y dar la
vuelta un par de veces por las carreteras, y es que Suiza entera está de obras,
por lo que se hace complicaillo ir sin conocer el lugar cuando te cortan las
calles y el GPS te grita que vas en dirección contraria…
A
mi lo que más me gusto del Castillo fue que tenía en la cafetería Wifi gratis,
y después de verlo, allí nos quedamos, los dos locos sentados en un bordillo
mandando whatsapp, hasta que 15 minutos después de cerrar, tuvieron que
echarnos.
Para
esos entonces, ya era hora de cenar, así que no nos lo pensamos dos veces, y
comimos en un McDonalds, ya que el hotel donde dormíamos esa noche, estaba en
una aldea formada por 3 casas.
Para
cuando llegamos al hotel era ya casi de noche, subimos a la habitación y Oh!
Tenia terraza con vistas al lago!! Era casi como estar en primera línea de
playa, teníamos justo debajo el pequeño puerto.
Después
de ducharnos y de ver un rato la versión francesa de La Voz, con un jurado de primera
línea como son Victoria Abril y Ángel Llácer (los franceses se llevan los
despojos televisivos de España) como hacia muy buena noche y había hamacas,
salimos a la terraza y allí nos quedamos, observando como aunque fuese tarde,
no terminaba de cerrarse la noche, con las montañas iluminadas por la luna
llena a nuestra derecha, las luces del pueblo de la otra orilla del lago, una
pequeña barquita que estaba atravesando el lago… Fue un rato precioso, lleno de
paz y armonía hasta que vimos un OVNI.
Y
era un OVNI, porque era un punto muy
luminoso, que se movía vertical y
horizontalmente y hacia carambolas en el aire, hasta que se apagó.
Además que yo he visto mucho Cuarto Milenio y por menos han hecho programas de
2 horas.
Y
este fue nuestro primer día de viaje. Desayunamos, comimos y cenamos, además
dormimos en un hotel. Fue un buen día.
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